De la mano de Lebron James los Lakers obtienen su título 17

Por etica

Los Angeles Lakers vuelven a ser campeones de la NBA una década después, un anillo especial en la temporada más compleja de la historia de la liga que certificaron con una apabullante victoria por 106-93 sobre unos Miami Heat.

El decimoséptimo título de los angelinos, que empata el récord absoluto de los Boston Celtics, coronó también por cuarta vez a un LeBron James pletórico en la eliminatoria, MVP unánime de estas Finales NBA, y que consolida así su condición de auténtico dominador de la última década de la liga, por no abrir la polémica de las comparaciones con Michael Jordan.

El título de L.A. llega en un curso plagado de terremotos de todo tipo. El trágico fallecimiento de Kobe Bryant sacudió al mundo del deporte en enero y convirtió el reto de LeBron y sus compañeros en el único homenaje a la altura. Luego, en marzo, la pandemia de coronavirus obligó a suspender la temporada durante cuatro meses y medio, un reto inédito para los 22 equipos que pudieron reanudar el curso. El retorno en Orlando, complejo por sí mismo, peligró además por las reivindicaciones raciales que desembocaron en un boicot histórico de los jugadores en plenos playoffs.

El sexto partido fue una exhibición de poderío y favoritismo de los pupilos de Frank Vogel, que desplegaron su baloncesto más arrollador en el segundo cuarto (36-16) y se marcharon al descanso con el regalo empaquetado, 64-36. Los 28 puntos de diferencia quedarán como la segunda máxima ventaja al receso en unas Finales NBA, un dato que no aporta nada a los méritos acumulados por parte de los Heat en la serie.

Miami, liderados por un Jimmy Butler excepcional y exhausto en el sexto, autor de 12 puntos, 7 rebotes y 8 asistencias tras dejarse el alma en el quinto encuentro, lograron que hasta LeBron dudara del festejo de los suyos y recordara los fantasmas del pasado. El astro de Akron, que terminó a lo grande con un triple-doble de 28 puntos, 14 rebotes y 10 asistencias en su partido número 260 en unos playoffs -nadie ha disputado más en la historia, cimentó con su cuarto título en sus décimas Finales su legado en la NBA.

James encontró en Anthony Davis a su mejor aliado hasta ahora. El interior, recién llegado a los Lakers el pasado verano, se acopló a la perfección al juego del Rey y se convirtió en una pesadilla para cualquier oponente. Su aportación permitió a la pareja situarse, en un solo año, en las conversaciones sobre la mejor dupla de L.A., que no es poco si nos fijamos en Kobe y Shaq, Magic y Kareem, Jerry y Wilt, etc.

Davis finalizó su magnífico curso con 19 puntos y 15 rebotes, pero la paliza de los Lakers, que se fueron hasta los 36 puntos de ventaja en el tercer cuarto, les permitió presumir incluso desde la banca.

Rajon Rondo superó las previsiones más optimistas e instigó el acelerón definitivo de L.A. con 13 de sus 19 puntos en un primer tiempo perfecto: 6 de 6 en el tiro. También apareció Kentavious Caldwell-Pope con 17 tantos que acabaron de despegar a los angelinos del marcador. La fatiga acumulada pareció cebarse con Miami, que después de caer 2-0 en la eliminatoria supo competir los siguientes tres partidos de tú a tú.

Sin el físico de su héroe Butler, ni el retorno de Goran Dragic evitó la debacle de unos Heat también históricos, tercer equipo que alcanza unas Finales siendo quinto o peor de su conferencia en la temporada regular. El conjunto de Erik Spoelstra, tirando de cultura del esfuerzo y tozudería, se cargó a los Bucks y los Celtics en su impresionante carta de presentación de cara a las temporadas venideras.

Butler, estrella sin peros después de sus obras maestras en estas Finales, marcará el futuro de una franquicia que cuenta con jóvenes talentos como Bam Adebayo y Tyler Herro, que se han destapado en estos playoffs como figuras, para dar continuidad a un proyecto marca de la casa: talento, colectivo y espíritu competitivo hasta las últimas consecuencias.

El guion que habían escrito desde Hollywood a principios de temporada situaba a los Lakers como campeones. Por el camino, sin embargo, nadie esperaba la debacle de sus vecinos Clippers ni la de los Bucks del MVP de la temporada Giannis Antetokounmpo. LeBron no entendió esa decisión, pero miró al frente y vio que, si él no fallaba, el cuarto título sería suyo.

No falló el veterano de 35 años, que a su edad sigue acumulando marcas, galardones y títulos, este el primero con su tercera franquicia después de llevar a la gloria a Miami y redimirse luego en su Cleveland natal. Ganar con los Lakers, y en homenaje a Kobe, da una dimensión mucho más grande a la ya gigantesca huella del 23 en la NBA.

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